About Alex Crenshaw
Alex Crenshaw is the founder of the Zen Institute. At the age of 28 years old, he quit his job as a corporate accountant and began his semi-monastic Zen Buddhism training for seven years at the Rochester Zen Center in Upstate New York. He then returned to the corporate world in Charlotte, NC where he worked in a petrochemical company for six years. While living in Charlotte, he completed his MBA from Wake Forest University. To better understand the problems affecting society, Alex volunteered for 2 years with homeless children with the organization A Child’s Place based in Charlotte, NC.
Alex Crenshaw es el fundador del Zen Institute. A la edad de 28 años, renuncio a su trabajo como contador corporativo y comenzó su formación semi-monástica en Budismo Zen durante siete años en el Centro Zen de Rochester, al norte del estado de Nueva York. Después volvió al mundo empresarial en Charlotte, Carolina del Norte, donde trabajó en una empresa petroquímica durante seis años. Mientras vivía en Charlotte, completó su MBA en la Universidad Wake Forest. Para comprender mejor los problemas que afectan a la sociedad, Fue voluntario durante dos años con niños sin hogar en la organización A Child's Place, con sede en Charlotte (Carolina del Norte).
Después de terminar su MBA, decidió renunciar a su trabajo corporativo y se trasladó a California para continuar su formación Zen y profundizar en su comprensión del subconsciente como resultado de sus experiencias durante la meditación. Entrenó en Budismo Zen en el Centro Zen de San Francisco durante seis meses. Al trasladarse a Sacramento, California, comenzó un estudio profundo del subconsciente explorando herramientas como el Eneagrama aplicado a individuos y empresas, el Human Design y las Claves Genéticas, que es una nueva interpretación del antiguo sistema I-Ching con más de 5,000 años de historia.
Inspirado por las enseñanzas de los más grandes Maestros Zen para contribuir a la sociedad, fue voluntario durante dos años en el Hogar Infantil de Sacramento, donde ayudó a niños maltratados. Durante tres años, enseñó Budismo Zen y meditación en la prisión estatal de Folsom, una de las prisiones más antiguas de Estados Unidos. Durante este tiempo, fue testigo de la transformación positiva de los reclusos como resultado de su práctica de la meditación en medio de las condiciones más difíciles. Al trasladarse a Mt. Shasta, CA, se convirtió en voluntario CASA -Court Appointed Special Advocate, donde asesora a niños, adolescentes y familias en situación de riesgo, y se convirtió en Oficial del Tribunal del Estado de California.
Siguiendo el ejemplo de los antiguos Maestros Zen, decidió crear el Zen Institute para abordar los retos y problemas que afectan a la sociedad compartiendo la sabiduría de la tradición Zen con individuos, familias y empresas.
Alex colabora cada semana de forma voluntaria en radio con el Grupo Imagen en la sección "Un Viaje por el Subconsciente" y televisión en el programa Lo de Hoy Morelos compartiendo sus conocimientos sobre el potencial humano y tratando temas relacionados con niños, la importancia de la mujer, el funcionamiento des subconsciente y los negocios.
Alex trabaja para una empresa Fortune 500 y ofrece conferencias sobre potencial humano en varias ciudades de Estados Unidos.
Para eventos, conferencias o información: info@zeninstitute.net
MEDITACIÓN EN LA PRISIÓN DE FOLSOM
Nosotros como sociedad enfrentamos muchos problemas; uno de ellos es la delincuencia, que afecta a todos los ámbitos de nuestra vida. Siempre me ha interesado comprender el comportamiento humano y lo que motiva a un ser humano a comportarse de cierta manera.
La ira, el miedo, la codicia, los patrones familiares disfuncionales y los problemas económicos son algunos de los principales factores detrás de un crimen.
Durante mi tiempo como voluntario con niños de acogida y niños sin hogar, aprendí que la mayoría de ellos terminan en prisión a menos que tengan la suerte de ser guiados positivamente durante sus primeros años.
Nosotros, como individuos, tenemos la responsabilidad común de prevenir el delito en cualquier forma que sea más adecuada en nuestras vidas. Me sentí motivado a ser voluntario en el sistema penitenciario para profundizar mi comprensión del comportamiento humano y, lo que es más importante, para apoyar a estos humanos en su proceso de transformación y recuperación.
Es muy inspirador y humillante presenciar la transformación de estos seres humanos que tienen un compromiso sincero de superar sus limitaciones y circunstancias internas y externas, y encontrar la paz dentro de sí mismos en medio de situaciones muy difíciles.